El Ecovía - LA IDA

Antes del desorden

Todos los días para quienes viajamos a Quito en la hora pico de la mañana, se torna una verdadera competencia contra el tiempo y contra tu vecino, ganar un espacio decente en el ecovía, bus, metrovia, trolebus ó cualquier otro medio disponible del momento; es una travesía completa, llena de empujones, olores, hedores, malas caras, caras bonitas, caras conocidas e incluso la de los sapos de tus vecinos...y, no queda mas que utilizar rutinariamente este medio de transporte, por rapidez en una vía exclusiva que hace la vida más “bella”, rápida y apretada también.

Bella?, por dónde?, por la cuestión de que en un bus particular, se suben vendedores que te amenazan con la retórica: YO SALÍ DEL PENAL, CÓMPRAME CARAMELOS Ó TE CLAVO ÉSTE MATACHANCHOS.

En los ecovías también se suben vendedores, pero no de ésos, aún.


8:30 de la mañana y ya antes de bajar del interparroquial, hay que ver el horizonte: una cola gigante que va engordando a cada segundo, es necesario correr para poder alcanzar un puesto, y para eso hay que tener cuidado con las zapatillas lisas, no vaya a ser que del apuro te resbales en la baldosa de la terminal; y,  para luego de 3 buses recién embarcarse a la aventura.

Es justo y necesario tener sueltos, de preferencia de moneda directa, si vas con sueltos te demoras más en poner de dos en dos en la tragamonedas: mientras más tiempo te demores, más larga se hace la cola.

Ya en la cola, hay que esperar, mientras tanto agradable música de fondo te acompaña y en las veces que he puesto atención, Leonardo Favio, Música del Recuerdo, etc, ó quizás el suave cuchicheo de la gente, distraen la espera.

Llegó el bus!!!
El respeto se pierde casi por completo, la desesperación del atrasado y del no atrasado se juntan empujando a diestra y siniestra, tanta gente desordenada que hasta da ganas de ponerles el pie!!!. Al fin de cuentas, he avanzado bastantes puestos y gracias al desorden estoy entre los 20 primeros.

Hora de subir!!!
Al fin adentro, igualmente: parado, semi sentado en la baranda del bus poniendo límites para que la gente no invada más tu espacio, porque de lo contrario tendrás que viajar cachete con cachete (superior ó inferior no importa, igual ya estás adentro).

Abran las ventanas por favor!!!
Así haga frío, abran por el amor de Dios, los olores y hedores se juntan formando un aroma extravagante tipo Colón Camal.

Dependiendo de la lejanía del punto de llegada, es bueno ponerse al inicio, medio o fondo del ecobus; la ola de gente es tan grande en esas horas pico, que ni saliendo con una parada de anticipación lograrás salir de ahí.

Protege tu billetera, bienes personales y mochila.
La mochila adelante, tu billetera y cartera que las puedas ver, y eso sí, cogerse bien los huevos, porque todo andan robando y sobando!!!

Viajar en ecobus es toda una aventura: te empujan, se pedorrean, te siguen empujando, el aliento podrido de algún doctor, abogado, licenciado, en fin, es una travesía que dura 30 minutos, eso sí, sin sumar el tiempo de espera para que el ecobus llegue a tu parada, mientras la paranoia interna te asusta haciéndote pensar que aquella cola de personas cada vez más grande, hará que te aplasten como sardina entrando al ecobus.

Pero toda aventura tiene su lado bueno, hay días excelentes: poca gente, aire semi limpio, mujeres hermosas, necesitamos algo en qué distraernos no?.

Muchos (incluyéndome), miramos aquellos mujerones que nos cambian el humor, aquellas diosas tan respingadas que le hacen cuestionar a uno, el por qué utilizan un medio que parecen detestar (por la caras que ponen). Entonces...no son tan respingadas como aparentan.

El viaje al centro norte de Quito es toda una travesía en los queridos ecobuses, se ve de todo, se huele de todo, pero que no hay otra manera de transportarse; si utilizas bicicleta corres el riesgo de que te aplaste algún busetero, y como Ecuador es tierra de nadie, poco o nada van a hacer, si amas tu vida o tienes por quien vivir, no hay que tenerla como opción.

Después de varios años de utilizar este medio, a pesar de la costumbre, siempre se requerirán nuevas formas de maniobrar todo el trajín y volverlo más “confortable”.

No nos queda más que coger el ECOVÍA (que más parece humovía).

A ésto llegaremos?
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